Turquía: El Policía de la OTAN en Oriente Medio

Turquía no obtiene su reputación de la historia de su imperio, a pesar de las teorías de su ministro de política exterior, Ahmet Davutoglu, y a pesar del intento de renovar el otomanismo y el retorno a las raíces del país y de su entorno, después de la ilusión del exilio a Europa. Tampoco tiene su reputación de la historia de su ejército, que pronunció y confirmó "su secularismo y democracia" hasta que el Partido Justicia y Desarrollo (AKP - Adalet he Kalkinma Partisi) llegó al poder, ni de oprimir a los kurdos prohibiéndoles hablar su idioma.

Turquía debe su fama y su poder a ser la segunda fuerza militar en la OTAN. En otras palabras, Turquía es el brazo de los europeos y los estadounidenses en Oriente Medio, por no decir que es el policía de Oriente Medio, encargado de proteger los intereses occidentales, sin ser aceptado en la Unión Europea debido a su historia islámica antigua y moderna. 
Y es bien sabido que los Estados Unidos siempre han estado ejerciendo presión sobre la UE en favor de Ankara, y que Francia y Alemania fueron los que más se opusieron a su entrada en la Unión. El policía de Oriente Medio tampoco había sido aceptado en la región cuando el ejército controlaba su destino político, y adoptó un camino en oposición a las causas árabes, con la causa palestina la primera. De hecho, el ejército de Turquía fue tan lejos como para sellar una alianza estratégica con el Estado hebreo para hacer frente a cualquier intento de los árabes para levantarse. 

La historia reciente no puede ser borrada por el líder del gobernante partido AKP, Recep Tayyip Erdoğan. Sus posturas sobre Shimon Peres en el foro de Davos, así como su postura sobre la guerra de Gaza, fueron sólo intentos de diferenciarse de los europeos y los americanos con el fin de demostrar que tenía un papel regional que jugar, sin que esto signifique salir de los intereses de ambos, especialmente cuando se trata de cuestiones que tienen un impacto directo sobre su propia situación doméstica, como su postura sobre la guerra de Irak. 

En base a esta postura, Erdogan comenzó, desde el primer día de los acontecimientos en Siria, actuando sobre la base de que se trataba de un "asunto interno turco". De este modo pasó a ejercer sus políticas sobre esta base. Se reunió con la oposición siria y aprobó sus consignas. Además, contribuyó a dar forma a una opinión pública árabe e internacional en oposición al régimen sirio, haciendo uso de la presencia de los desplazados de Al-Jisr Shughur en suelo turco cerca de la frontera de Turquía y Siria. 

Erdoğan coordinó cada una de las medidas que estaba tomando con los Estados Unidos y Europa, creyendo que el régimen sirio estaba condenado a caer, apostando por jugar un papel importante en la formación de otro régimen que sustituya al de Assad, y presentándose a sí mismo como un modelo de "democracia" islamista aceptable para Occidente. 

Y después de los acontecimientos desarrollados y llegando a lo que tienen ahora mismo en Siria, fue utilizado sistemáticamente por los estadounidenses para transmitir mensajes a Assad -mensajes que se podrían resumir como "reforma ahora o vete". Él es muy consciente de que tal condición no puede cumplirse. La violencia no se detendrá, ya que ha ido más allá de la fase de confrontación entre las fuerzas de seguridad y manifestantes pacíficos a un enfrentamiento entre combatientes armados que Damasco llama "terroristas" y el ejército. 

Otra razón es que la reforma "ahora" no es posible en Siria ni en ningún otro país. Por otra parte, las promesas hechas por Assad y las leyes que está preparando no están siendo aceptadas por la oposición ni por los países occidentales, que las consideran "una provocación", como el canciller francés, Alain Juppé, dijo. 

No es cierto que Davutoğlu no transmitiera un mensaje de EEUU a Assad. Y no es cierto que la advertencia dirigida a él por Erdogan de "reforma dentro de 15 días o podrías enfrentar graves consecuencias", fuera una advertencia solo de Ankara. Por el contrario, se trata de una advertencia que resume las posiciones de los europeos y los americanos, y las de los países árabes y, sin embargo, con una elocuencia islámica y turca que tanto en Occidente como en Oriente se entiende bien. 

Por otra parte, los Estados Unidos prefieren llegar a un consenso de "la comunidad internacional, incluidos los países árabes", por muchas razones, la más importante el hecho de que no quiere tomar decisiones "unilateralmente". De hecho, los EEUU han aprendido de su experiencia en Irak. Y aquí está, librando la guerra de Libia con fuerzas de la OTAN y el apoyo de algunos países árabes, sin tener la culpa él solo por matar a civiles y por el fracaso de la guerra para derrocar a Gaddafi y extender la democracia. 

Turquía se está preparando para liderar el cambio en Siria y en Oriente Medio, y se considera cualificado para hacerlo. De hecho, es aceptable tanto para el mundo musulmán como para Occidente, y sus relaciones con Israel ya no representan un obstáculo después de que "la amenaza del Estado hebreo se ha ido", además de el hecho de que su situación es ideal para la confrontación con Irán y su influencia. Turquía ha vuelto a la región a través de la puerta de entrada de Siria, y tiene la ambición de consagrar su posición de liderazgo en el cambio de un régimen que no está de acuerdo con su "islamismo democrático", ni con su papel como el brazo de la OTAN. En cuanto a las demandas legítimas y urgentes de los sirios, ni Erdogan, ni Estados Unidos, ni Europa van a cumplir.


Fuente: http://www.laproximaguerra.com