Escenarios económicos para Venezuela
La
posibilidad de que la actual crisis financiera de las grandes potencias
capitalistas occidentales tenga repercusiones en Venezuela, se puede ver de
forma pesimista y optimista. La visión pesimista se consigue fácil y
reiterativamente en los medios de comunicación que utiliza la derecha, para
hacerle oposición al gobierno del presidente Chávez. Son tan parecidos los
pronósticos de los economistas opositores, que casi basta con leer a uno solo.
Para ellos todo se resume en pocas palabras: catástrofe económica, desastre
económico y así por el estilo.
Frente a estas obsesivas admoniciones, que son más bien una expresión de los deseos íntimos de estos seudoeconomistas, la calle muestra una realidad opuesta: en los grandes centros comerciales pululan los consumidores, la recaudación del Impuesto al Valor Agregado (IVA) ha crecido, revelando el incremento del consumo, el bajo desempleo se capta también en las calles y en los hogares, entre la familia. Un millón y medio de pensionados y otros receptores de becas y subsidios se suman, para contribuir a ese panorama de economía boyante, con todo y la inflación.
Una aproximación a la visión optimista la ofrecen organismos internacionales, que le hacen seguimiento a las economías suramericanas y predicen un leve impacto de la crisis y la existencia de condiciones favorables para capear un eventual temporal. Llegan a afirmar que Suramérica tiene a favor un conjunto de cifras excepcionales, como la acumulación de reservas internacionales, gracias a la racha de buenos precios de las materias primas exportadas.
En contraste, algunos analistas nos alineamos con el optimismo, pero desde el punto de vista de que cierto número de dificultades favorece el desarrollo de tendencias benéficas a largo plazo. Por ejemplo, que debamos restringir las importaciones y aumentar la producción nacional, que tomemos con más seriedad la construcción de proyectos de desarrollo endógeno, que articulemos políticas más eficaces para mermar la dependencia de la exportación de petróleo.
Este tipo de optimismo encuentra dificultades para emerger, porque siempre hay una perversa tendencia al facilismo, pero lograr posicionar estas políticas que exigen un esfuerzo interno sería un resultado importantísimo, ante esa posible repercusión de la crisis capitalista externa en nuestra economía.
LUIS VARGAS
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