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viernes, 26 de agosto de 2011

Libia: El Nuevo Afganistán. Fuerzas Especiales Británicas a la caza de Gadafi

Así que el secreto peor guardado de la guerra de Libia ya se sabe: Las Fuerzas Especiales Británicas están muy ocupadas cazando al dictador libio Muammar Gadafi, después de haber orquestado el impresionante avance de los rebeldes en Trípoli. Después de tanta insistencia de David Cameron de que no habría soldados británicos en Libia sobre el terreno en este conflicto.

Fue, en mi opinión, inevitable que el señor Cameron fuera en busca de las SAS para salvar el pellejo político. Como he escrito en numerosas ocasiones desde el inicio de este conflicto, no se puede derrocar a dictadores como Gadafi desde 20.000 pies de altura.

Para julio era lógico este argumento y era obvio que toda la campaña se estaba ejecutando en tierra, con Gadafi aún aferrándose al poder después de que la OTAN había volado más de 16.000 misiones de combate, y los rebeldes estaban en total desorden. Entró el SAS para salvar el día.

Cómo enviar al SAS para cazar a las plazas de Gadafi con el mandato original de la ONU es sin duda una cuestión que la gente tendrá que examinar aún más la próxima vez que haya un debate público sobre el tema. Pero para mí el sofisma de Cameron sobre la legitimidad de su aventura en Libia no es diferente a la actitud arrogante de Tony Blair hacia la ONU sobre la guerra de Irak.

Pero entonces, evitar otro Irak ha sido la principal obsesión de los señores Cameron y Clegg, que ya se han ensangrentado en las arenas del desierto del norte de África. Por el contrario, el enfoque militar en Libia no ha sido el predicado en la campaña de Irak, sino el de la intervención militar en Afganistán en 2001, cuando un puñado de fuerzas especiales británicas y estadounidenses se unieron a los afganos para derrotar a los talibanes y Al Qaeda.

Diez años después, al mirar atrás al éxito inicial que aquella operación logró, no fue exactamente el triunfo lo que todo el mundo elogió a la vez. Para empezar, los principales objetivos de la campaña, el líder de al-Qaeda, Osama bin Laden y el mulá Omar, jefe de los talibanes, se les permitió huir a Pakistán, a pesar de ser descubiertos por las fuerzas especiales británicas preparando su escapada de Tora Bora. Tampoco la gestión post-conflicto en Afganistán se puede decir que ha sido un éxito rotundo.

Volviendo a los acontecimientos que están desarrollándose actualmente en Libia, con el clan de Gadafi en funcionamiento y los rebeldes volviéndose unos contra otros, los paralelismos con Afganistán no inspiran confianza.

Pero ahora que el SAS está en camino a Gadafi esperemos que tenga más éxito en cazar a su hombre que el que tuvieron con Bin Laden. Fue, después de todo, sólo hace unos meses que el SAS entrenaba a los matones de Gadafi por instrucciones del mismo gobierno británico que ahora está tratando de liquidar al líder libio. (Me pregunto si el SAS tiene intención de capturar vivo a Gadafi... O será una misión directa a matar, como el asalto de los Seals de los EEUU a Bin Laden en Abbottabad en mayo.)

Esperemos que los acuerdos anteriores del SAS con el régimen de Gadafi les da la ventaja para que este conflicto llegue a su desenlace. Por lo menos con Gaddafi fuera de escena, Libia se librará del obstáculo más problemático para el éxito de su desarrollo futuro.


Fuente: http://www.laproximaguerra.com

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